Cuando me pongo a pensar
donde mi infancia pasé,
hay tanto que recordar
que no acierto a pensar
si fue verdad o soñé.
En las eras a bailar,
y luego a la procesión,
que era costumbre el honrar
y en la calle acompañar
a nuestro santo Patron.
Allí quedaron mis padres,
allí mi primer amor,
amigos y familiares,
que llevo en el corazón.
Ay tierras de la Alpujarras,
tierra de montes y mares,
que ves marchar a tus hijos
en busca de otros lugares.
Tus viñedos y parrales
y los almendros en flor,
tus paratas y bancales,
trabajados con sudor,
No hubo rincón que escapara
al mancaje o azadón
ni yunta que no labrara
terreno que aprovechara
para tierra de labor.
Caminos que transitar
cuando apretaba el calor,
a pie o en mulo pasar
y en la sierra soportar
friofrio nieve con rigor.
Ay, tierra de la Alpujarra,
de alegria y pesares,
nunca te podré olvidar,
por muchos años que pasen.
Domingo Reinoso